Déjelo en Manos del Sector Privado
Que sería de nuestras preferencias, familias, sociedad, ciudades y de nuestro país, si la infraestructura de nuestras carreteras, de adecuación de tierras, puentes, sistemas de acueducto, fibra óptica y eléctrico estuviesen ad portas de colapsar o en el peor de los casos no existiese como sucede en muchas áreas de nuestros países latinoamericanos.
Se podría usted imaginar, una semana sin agua, dos o más días de racionamiento eléctrico por semana? Que tal ir a algún área de su país y no tener señal de telefonía ni acceso a internet. Imagine ríos desbordándose constantemente y causando fatalidades y miles de millones en pérdidas. De igual manera, el mejor estado de las carreteras, calles y puentes es crucial para el transporte de alimentos, mercancías, localización de las compañías y movilización de la fuerza laboral de una región. Ahora, un país sin estar conectado al ciberespacio o sin señal espectro magnética de sur a norte y de oriente a occidente enfrenta graves falencias de competitividad y ostracismo a nivel socio económico.
Es indudable que todos estos desarrollos o modernizaciones requieren de capital y tecnología. Desafortunadamente como la pelota se la tiramos a los gobiernos de turno, estos encuentran en esta responsabilidad la oportunidad para hacer proselitismo, pagar favores políticos y alimentar las esperanzas de la corrupción. Que carretera, puente, calle, acueducto, escuela, hidroeléctrica no tiene su gamonal detrás o termina bajo presupuesto? Peor aún es el guayabo financiero que se le deja a las comunidades a través de los famosos impuestos de valorización y los desajustes presupuestales de los gobiernos locales que se ven obligados a encarecer el costo de los servicios públicos, lo cual a su vez encarece el costo de la canasta familiar.
Lo anterior valida el argumento de explorar la inversión de infraestructura por parte de entidades o consorcios privados que utilicen su propio capital para desarrollar estas obras. La evaluación de los proyectos pueden ser avalados por las distintas facultades de ingeniería en el país, asegurando de paso los factores de viabilidad excelencia y responsabilidad en cada proyecto. Que mejor vocería y auditoria que las facultades de ingeniería y sus estudiantes velando por los intereses de su comunidad, en lugar del tinterillo de turno. El capital de estos consorcios es privado y su inversión se recupera a través de peajes o cobros por servicios a prestar. Para estos, este tipo de inversión se convierte financieramente en una anualidad vitalicia. Que mejor inversión que esta sin ser a costillas del bolsillo del erario público y al ser entes privados que prestan estos servicios, son ellos mismos los que le dan mantenimiento. Así que volviendo otra vez a la pregunta inicial, tendríamos que reconsiderar las respuestas, pues lo que hoy damos por hecho, mañana podría perfectamente no existir a causa de un colapso estructural.
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