Un sepulturero llamado Federación Nacional de Cafeteros

Desde mi niñez siempre me intereso el tema del café y del famoso episodio conocido como la "Danza de los Millones" que ocurrió durante el gobierno de López Michelsen, producto de las millonarias entradas de divisas por concepto de exportaciones de café. Para esos días ya tenía mi pequeña mata de café sembrada en el antejardín mi casa producto de una ida a una finca en Restrepo-Valle donde aprecié la belleza de las verdes extensiones de café y la amabilidad y sabiduría de nuestra gente campesina. Todo esto me dio pie para enfocarme en negocios desde temprana edad. 

Por esa época, antes de descubrirse el carbón del Cerrejón y los pozos de crudo en Casanare el principal rubro de exportaciones e ingresos de divisas para Colombia era el café. El campo y la agricultura de ese entonces, eran una promisoria actividad cuyo futuro innegable iba a ser la agroindustria. El representante del gremio caficultor llamado Federación Nacional de Cafeteros de Colombia era supuestamente el adalid de los agricultores en todo lo concerniente a políticas de desarrollo agrícola, patrones educativos para los campesinos sembradores y la entidad coordinadora para la calidad y estándares del café producido a parte de otros roles que nunca cumpliría bien, como el dárselas de banco o fondo por ejemplo. Lógicamente también era un centro de comando político ya que como todos sabrán, el gobierno siempre ha tenido sus pezuñas dentro de este gremio a través del ministerio de agricultura.

Desafortunadamente salvo en contados casos, cada vez que un gobierno tiene velas dentro de una organización, esta ciertamente se convierte en un entierro. Y eso fue precisamente lo que le ocurrió al gremio caficultor que se convirtió en el sendero de un viacrucis de grandes proporciones sociales, donde el gobierno puso las velas y la Federación puso la pala para sepultar por siempre las oportunidades de los cafeteros en el multimillonario mundo del negocio de las bebidas.

Desde la ruptura del pacto internacional del café, el grano por libra de café verde para suaves en la bolsa de commodities en Nueva York ha venido cotizándose y fluctuando entre los 80 centavos y los 2 dólares con 30. Alguien dirá: buenísimo!.... Pero que de bueno tiene, cuando un vaso de café de menos de 16 onz se vende en los Estados Unidos por el doble del actual mejor precio de UNA LIBRA!. Señoras y señores; Cuantos vasos de café salen de una libra? Yo personalmente no sé , pero de lo que si estoy seguro es que sale más de una vaso. Ahora resulta que los pájaros le tiran a las escopetas y Starbucks la mayor comercializadora de bebidas de la rubiácea en los Estados Unidos, abrirá sucursales en Colombia. Eso es como permitirle a los Chinos que todo lo imitan, a que vengan a Colombia a producir ajiaco y a vender champús y las utilidades, que se las lleven después para el exterior. La entrada de Starbucks a Colombia a pesar del altruismo de su decisión sencillamente representan las flores en el ataúd de los caficultores colombianos y una inteligente estrategia para neutralizar cualquier atisbo de "insurrencción" en el plano de expansión de negocios de las tiendas Juan Valdez. Starbucks no va a hacer patria sino negocios y a girar utilidades de vuelta a los Estados Unidos.

Desde tempranas décadas la Federación nunca aprendió  que la comercialización del café era hacia todo el planeta ni tampoco entendió el concepto de integración vertical para no solo vender grano verde sino café en sus múltiples expresiones junto otras bebidas acafeinadas, bebidas de cacao y hasta empanadas con cafeína si tuvo que haber sido el caso. Ahora existen como dijimos anteriormente las tiendas Juan Valdez pero aun no se posesionan en el exterior especialmente en los Estados Unidos debido a la poca trayectoria de la marca y a la multimillonaria campaña de mercadeo en dólares que habría que inyectarle para crear conciencia de nombre en el mercado americano. Si usted llegase a realizar una encuesta actualmente en una ciudad como Chicago sobre quien es Juan Valdez, la mayoría de seguro no tendría ni la más mínima idea. Más mercadeo sobre el café colombiano hizo el tristemente célebre Alberto Duque el solo en sus épocas de zar del café en los 80 que lo que durante la misma época hizo la FNC. 

De todas maneras a pesar de que el panorama actual pinta un "tris" mejor para los cafeteros colombianos no olvidemos los sacrificios, las millonarias pérdidas y la mejor calidad de vida de la que se perdieron miles de campesinos compatriotas por el solo hecho de haber estado representados durante décadas por un aparato institucional manejado por ineptos sin visión, representando intereses particulares que enriquecieron a pocos a costa de muchos.

Que otros gremios aprendan de aquí y entiendan que la nueva tienda y la nueva forma de comercialización, administración y apertura de fronteras es a través del internet y a través de ejecutivos con visión e ideas que puedan concebir al mundo entero como su principal cliente.

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