El Caso de Aereo

Dicen los inteligentes... que todo en la vida se maneja con sentido común. El problema radica en que el sentido común de todo el mundo al parecer es distinto y por esta razón quizás la historia de la humanidad esta marcada por tantas guerras, conflictos y tragedias a todo nivel.  En este sentido, diría  que a veces es mejor escuchar o reflexionar sobre las palabras sabias, blindadas con experiencias que hacen prácticamente imposible probar lo contrario.  Una de esas filosóficas palabras enuncia así: Si no puedes con tu enemigo entonces únete a él... Desafortunadamente hay comportamientos o actitudes que no permiten reflexionar claramente y la avaricia es quizás uno de esos 7 pecados capitales que obnubila y puede inducir a errores estratégicos que pueden costar caro.

Un ejemplo lo vi el día 24 de Julio de 2014 cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos tumbó la apelación de permitir a la compañía de transmisión de contenido televisivo por internet llamada Aereo, a continuar con su modelo de transmisión usando "gratis" el aire que todos respiramos y que de paso transporta las hondas de señales televisiva y radiales que contienen derechos de producción y de autor.

Aereo es básicamente una compañía de transmisión televisiva a través del internet que utiliza una antena especial del tamaño de un clip para papel la cual se inserta en tabletas y teléfonos inteligentes para poder captar señal televisiva y por un  precio razonable, muchos usuarios empezaron su subscripción. La compañía tiene entre sus socios, poderosas firmas de Venture Capital e individuos de la talla de Barry Diller, así que dinero no es preocupación.

El problema radicaba en que Aereo tomaba la señal de manera gratuita y no estaba dispuesta a pagar la regalías multimillonarias que usualmente los repetidores de señal pagan tal como sucede con las compañías de cable.  Quien puede ser capaz de imaginar que los grandes pulpos de transmisión televisiva iban a permitirle a Aereo ir en coche?  Desafortunadamente los creadores y directivos de Aereo apostaron mal la partida y la perdieron, cuando en realidad debieron haberse unido al "enemigo" y crear una estrategia de distribución de señal por internet donde todos ganaban y lógicamente debían compartir utilidades. Ahora, el intentar unirse al enemigo va a ser complicado para Aereo quien quizás deberá pagar más de lo que pudo haber pagado como castigo a la avaricia o irse a la quiebra.

La especialización de la que nos hablaba el economista inglés David Ricardo en el siglo XIX, demostraba que el afán de poseer un bien o servicio con cualidades de especialización única podía generar aumentos en su precio o valor.  Aereo al parecer nunca escucho al respecto y quizás no entendió el valor de su producto para ofrecerlo como una alternativa y no como un producto adicional de competencia desleal. En otras palabras se las fue negras,  tal como juega canicas un niño atrapado en su momento por la avaricia.

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