Tengan o no la razón, los clientes son los que elevan o entierran un negocio o producto. En un artículo anterior habíamos hablado de la importancia del servicio al cliente. Empero, el otro aspecto que debemos fiscalizar es nuestro producto en sí y las personas que lo hacen posible. Nadie se va a poner contento porque las sabanas del hotel están sucias, a pesar que todo el personal le sonría a uno y la página de internet y su app sean esplendidas y muy funcionales.